martes, 18 de septiembre de 2012

PRESIÓN.


De pequeño, solo batallas con tus padres para poder comprar ese cochecito de juguete que tanto te gusta. Vas creciendo, hasta que en tu adolescencia cambias el cochecito por algún chico que te alegre y te haga pasar un buen rato. 
Sin embargo cuando creces, ese chico para pasar un buen rato, se convierte en la necesidad de encontrar a otra persona con la que compartir tu vida (PRESIÓN) y aquel cochecito de juguete por el que batallabas, se convertirá en la obligación del pago de dicho medio de transporte, que necesitas para tu trabajo (PRESIÓN).
Dichosa la sociedad en la que vivimos, que convierte nuestras alegrías de juventud en meras obligaciones y presiones de nuestra madurez.

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