miércoles, 29 de abril de 2015

Soy un desastre.

Sería muy pesimista empezar diciendo que soy un desastre.
Un desastre en todo lo atañido a lo formal.
Un desastre en todo lo que esté relacionado con vivir.

Soy ese Don Quijote que vivía en su mundo de sueños,
que luchaba con gigantes para ser derrotado a pie de un molino.
Que tenía a su escudero, y sin embargo,
nada pudo evitarle caer con el alma al suelo.

Soy ese Principito que todos hemos leído sin entender una mierda,
porque ese es libro para otras edades.
Aquellas son letras que no entiendes
si la vida no te ha destronado todavía.

Soy la hermana de un genio,
la sombra de su estela
y orgullosa de serlo.

Soy la hija de una luchadora innata,
profesora de las mejores mentes
y ejemplo en la vida.

Soy el resultado de un hombre libro,
las huellas de su camino,
el exilio de su destierro.

Soy la nieta de una coleccionista de recuerdos,
una devoradora de historias,
de mi segunda madre.

Soy la novia de un vestigio en la noche,
de una casualidad preciosa
y qué viva el amor.

Soy Sevilla en una promesa,
Estambul en un verso
y del sur en su origen.

Soy un viaje en autobús,
un domingo que anochece,
las ocho y media donde siempre,
aquel "siempre serás mi héroe"
y todos los te quiero que nunca dije
por miedo escuchar un yo también como respuesta.


Sí, soy un desastre.

Pero un desastre con la mejor suerte del mundo.




miércoles, 8 de abril de 2015

Ruit hora.

Entre suspiro y suspiro
se les consumió la juventud.

Entre gritos y truenos
murió su inocencia.

Entre despedidas y finales
perdieron los principios.

Decidieron un tiro en la sien,
uno y cien. Veces
no fuera a ser que se les escapara,
también,
la libertad.