jueves, 23 de enero de 2014

Más que besos.

Más que besos, besos al borde del sueño más abismal. Besos aletargados.
Más que besos, besos arrastrados por las olas que producen la fecha de caducidad de los poetas de la noche en reacción con la sal. Besos salados.
Más que besos, besos devorados por la luna en tu ventana espiando el amanecer más insólito. Besos lunáticos.
Más que besos, besos al borde de un precipicio con peligro de derrumbe. Besos suicidas.
Más que besos, besos por bombones derritiéndose en tu paladar. Dulces besos.
Más que besos, besos para todas. Besos infieles.
Más que besos, besos a cambio de dinero. Putos besos.
Más que besos, besos al sol. Besos tostados.
Más que besos, besos al compás del gallo que grita en mi garganta cuando me rozas. Besos de buenos días.
Más que besos, besos en Enero. Besos fríos.
Más que besos, besos para siempre jurando un infinito.
Besos perpetuos.

Más que besos, 
tus besos.

jueves, 16 de enero de 2014

Maldito cuervo.

Y cuando quise darme cuenta sobre la chimenea descansaba un cuervo de plumaje oscuro y ojos brillantes y negros como la noche que me observaban con aire acusador. El cuervo abrió su largo y dorado pico sin apartar la mirada de mí y echó a volar. Y ojalá yo con alas. Pensé. ¿Hacia dónde huiría yo? Hacia la nada. Seguramente. Creo que jamás cesaría de batir las alas. Por eso de sentir el aire sobre el torso. Ver el mundo. Observarlo detenidamente. Darte cuenta de lo pequeño e insignificante que somos y por el contrario, lo mucho que nos crecemos. O no. Digo que, quizá desaprovecharía también el volar. Quizá aún pudiendo huir me quedaría aquí. Sin moverme. Estática. ¿Te imaginas? Estás en una jaula y te dan la llave, tú, muy indignado la tiras al suelo y te acomodas en tu pequeño cuadrado de vida. Porque le has cogido cariño a esta forma de supervivencia. A esta presión. Porque le has cogido cariño a la rutina. El cuervo hace tiempo que echó a volar y yo aún estaba mirando ese punto exacto de la chimenea en el que minutos atrás estuvo el animal. Negué repetidamente con la cabeza y eché a andar. De nuevo. Hacia la nada.
Maldito cuervo.