Ahora la luna se duerme sin ni si quiera despedirse. Su luz
se va y soy yo quien ilumina mi mundo. Sus pisadas se borran tras mi sombra.
Ahora aunque el sol se jubile y la inmensidad devore ciudades fantasma. Aunque
tu cama sólo sea un dormitorio inundado por los recuerdos y mis ganas la almohada
sobre la que te dejas caer para hacer volar a las mariposas color pesadilla, volveré con la
lluvia a borrar la soledad, que tanta inundación hace mella, chico.
Ahora el silencio se rompe a mitad de tu llanto.
Ahora con la soga al cuello el amanecer derrama su llanto.
Ahora se pintan con besos los espacios en blanco.
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