Lejos de los ojos
dando vida al pecho,
provocando que el mundo
siga dando vueltas
alrededor de un sol que
te hace
competencia.
Éste que entre costillas
continuamente respira por inercia
o por fe.
El recuerdo no pesa,
porque el recuerdo ya no llora,
el recuerdo ya no escribe,
el recuerdo ya no es.
Y ya no es sólo un trozo de carne
bombeando una sangre
que parecía no llegar a mi cerebro.
Ahora es un trozo de carne
que regala vida
enamorada.
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